sábado, 7 de noviembre de 2009

Gestos amorosos


Como cada sábado por la mañana, hoy he ido a comprar el pan. Hacía un día tan perfecto que he ido dando un paseo a una panaderia un poco alejada de casa y me han hecho un regalo precioso, como el día.

Era pronto y no había nadie por las calles, todo era silencio y armonia. Y de pronto la he visto. Una anciana menuda apoyada en un caminador iba andando por la calle, el mismo recorrido que hace siempre. La he visto otras veces, siempre en verano, y hoy es otoño. Esta noche ha llovido mucho y hace un frio que pela, ella sin embargo, sigue haciendo su paseo diario para no quedarse parada.

Tiene un inmenso mérito, le doy gracias a la vida por permitirme ver estos pequeños y al mismo tiempo grandiosos gestos de amor.  Se lo dificil que es hacer grandes cosas, pero también se la resonancia que tienen, pero estos pequeños detalles de amor por uno mismo y por los demás, a veces no los valoramos lo suficiente, porque pensamos que es lo habitual y de eso nada. Es, como mínimo, tan difícil como los grandes gestos, y en algunos momentos hasta más cansado, porque por ser cotidianos, son más continuos y se repiten muchas más veces. Y lo curioso es que los hacemos cotidianamente y muchas veces hasta nos olvidamos de  valorarlos en toda su magnitud.

Cada día, me gustan más estos pequeños detalles. Tal vez porque me doy cuenta de que es lo que puedo hacer yo, una sonrisa por aquí, un abrazo por allá, que los demás sepan que estoy, enviar amor a los demás, cosas aparentemente sencillas, pero que hacen que mi día sea diferente y lleno de alegria y que al reflejarse en mi cara, los que me ven y se relacionan conmigo lleguen a pensar, pues si ella lo hace, igual puedo yo.

Gracias por estar aquí.

1 comentario:

Bego dijo...

una reflexión muy bella, sábia y amorosa. gracias.