viernes, 2 de abril de 2010

Vida

Hace tiempo expliqué los cambios que aprendí yendo en bicicleta. Hoy al abrir el correo electrónico me he encontrado un email de Guerrero de la luz online, en el que compara la vida con una carrera ciclista.

Sales de línea con un montón de gente que participa contigo en la carrera. Pronto desaparecen unos cuantos, son los que tienen más prisa y dan con más fuerza a los pedales (eso no implican que lleguen primero, solo que empiezan más rápidos). Sigues pedaleando a tu ritmo y al mirar atrás te das cuenta que hay otros que se han parado, por cansancio o porque ya tienen bastante y lo dejan (esto tampoco implica que no puedan volver a pedalear cunado quieran)  y algunos vamos juntos, son nuestros compañeros de viaje. Aún así, empezamos a observar como empiezan a quedarse rezagados algunos y poco a poco tu viaje se hace en soledad (cada uno tenemos nuestro propio ritmo y eso nos hace que vayamos a nuestro aire).

Hay momentos en que te caes y cuando te levantas lleno de heridas y te ves solo te entran ganas de abandonar, pero de pronto aparece un ciclista de otra carrera, que no tiene nada que ver con la tuya (creedme se que esto pasa), te da agua, te ayuda a recuperarte y se queda contigo hasta que ve que vuelves a estar en condiciones de seguir, se despide y sigue su carrera. Tu que estabas pensando en abandonar te das cuenta de que vale la pena seguir, que siempre tienes lo que necesitas en el momento que lo necesitas y que aún y cuando aparentemente vayas solo, la realidad es que siempre hay alguien cerca para echarte una mano. Entonces decides seguir, por muchos motivos, pero principalmente porque es lo que necesita tu alma y es lo que necesita tu cuerpo y con una sonrisa en la cara y al ritmo que las fuerzas te den sigues pedaleando para llegar al lugar que habías decidido. Como dice el escrito lo importante es persistir, seguir porque de eso depende nuestra felicidad.

Gracias por acompañarme en este paseo con bicicleta. os quiero

 

No hay comentarios: